“Tentaciones”
Lucas 4, 1-13
Por José Ramón Ruiz Villamor Sacerdote (miembro de CSJ)
– ¡Has adelgazado!
Exclamó hace pocos días mi amigo Alejo.
– ¿Se nota?
Le pregunté con la intención de tirarle de la lengua.
– ¡Por supuesto! ¿Cómo lo haces, comiendo menos, haciendo ejercicio?
– No soy amigo de ese tipo de elecciones.
Esta vez él se quedó, en silencio, a la espera de que yo siguiera contando.
– Pienso que comer menos es algo que podemos mantener solo durante un tiempo. Tampoco me gusta la idea de cuidarse, de tener una vida más saludable. No lo creo realista.
La sonrisa de Alejo me anima a seguir.
– Me gusta más “aprender a saborear” e invertir en mí para cuando “sea mayor”. Esta forma de “cuidarme” me ayuda a descubrir y aceptar la realidad que soy al cumplir años. Así me está encantando el reto de desgranar los sabores, los detalles y los encuentros. Ni yo ni mi cuerpo necesitamos tanta cantidad de cosas.
Con la narración de las “Tentaciones” en las que podemos “caer”, al Jesús del evangelio le interesa enfatizar que quien está preocupado por “evitar la tentación”, está despistado de lo importante.
Así, por ejemplo, si eres padre, ¿en cuántas y en cuales tentaciones puedes caer sin que afecte a tu responsabilidad? La respuesta es tan clara y vivencial que la confusión, puede terminar con el matrimonio.
Este texto que la liturgia coloca al comienzo de la cuaresma es una excelente invitación a tomar aquellas decisiones que nos ayuden a “invertir en nosotros mismos para cuando seamos mayores”.
Porque con cada elección evidenciamos que lo importante es la vida que se genera.
Así lo vive cada madre, cada padre. Y por eso los llevamos en el corazón con cariño.
Por eso creo que la receta que propone Jesús tiene por lo menos estos ingredientes:
Vive cada tentación, por pequeña que sea, como una gran oportunidad para elegir. Así seguirás viviendo tu vida como una aventura.
En cambio, no te animo a vivir lo que te toca con resignación. Te garantizo que solo conseguirás engordar.
Cuando elijas, da valor a lo que eliges y considéralo una suerte. Incluso cuando eso que eliges te gusta poco.
Así, cuando debes elegir algo por obligación y responsabilidad, piensa que el tener la oportunidad de vivir la tentación no solo te permite evidenciar que eres más humano sino también saborear eso que has elegido.
No te olvides que cada vez que superas las limitaciones que los años te regalan, estás colaborando en conseguir que tu vida y la de tu entorno sean más bonitas y merezcan la pena.
En el fondo, creo que Jesús desea sugerir que lo mejor de la tentación es que te da la posibilidad de elegir la vida.
Porque como decía Charles Chapling La vida es maravillosa si no le tienes miedo.